24 Centro de apoyo y orientación para estudiantes CAOPE y tuvieran acceso a otro programa de becas, como el de manutención. En esta segunda etapa se ofertaron cursos-talleres semestrales e intersemestrales que eran impartidos por un grupo de 8 a 10 “pasantes” de la carrera de Psicología. En los cursos se explicitaban los tipos de criterios que los estudiantes debían identificar para satisfacerlos, se ilustraban las formas mediante las cuales se podía satisfacer el desempeño esperado ante cierto tipo de criterios, para que posteriormente lo hicieran en sus clases. Se planteó un seguimiento de los estudiantes a lo largo de un semestre, el cual constaba de mantener contacto con alguno de los integrantes de la línea de competencias de estudio vía correo electrónico. Los coordinadores de competencias de estudio mandaban registros relativos a la participación, la exposición, la lectura y la escritura que los estudiantes debían completar como una forma de comenzar a regular su comportamiento sin necesitar que un monitor estuviera permanentemente regulando su comportamiento. La principal desventaja de proceder con los cursos semestrales e intersemestrales era que el comportamiento de los asistentes al curso se tornaba completamente situacional, trabajaban mientras estaban en el curso, pero no mantenían el mismo desempeño en clase, se perdía el contacto para el seguimiento, hubo pérdida de datos y con ello se perdía la posibilidad de retroalimentación. La tercera etapa de la línea de competencias de estudio inició bajo la lógica de ofertar cursos-talleres que formaran dos tipos de asesores, aquellos que acompañarían a los estudiantes como pares revisores de su desempeño en clases, por ello se esperaba que este tipo de asesores fuera capaz de desempeñarse de manera adecuada al tipo de criterios que revisarían. Mientras que el segundo tipo de asesores constaba de estudiantes a quienes no se les solicitaba tener un desempeño académico alto, pero sí se les requería que fuesen sus propios revisores, en este sentido se intentaba dar cobertura a los estudiantes que originalmente asistían a los cursos y que regularmente perdían contacto con los asesores. En la cuarta y más reciente etapa, se ha incorporado una serie de cambios a partir de la experiencia obtenida. Se reconoció la relevancia de ofrecer una atención individualizada pero a un número mayor de estudiantes, en condiciones en las que no fuese necesario un cubículo y un monitor o asesor académico, es decir, una atención no presencial, sino auxiliada por recursos tecnológicos como lo es Internet. La falta de recursos humanos y económicos para poder atender a un estudiante
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